“Ya no tengo claro quién soy”
La experiencia extracorpórea es la más extrema de un conjunto de patologías cerebrales que generan ilusiones relacionadas con la percepción del cuerpo. He aquí algunos relatos inspirados en casos clínicos publicados en la revista médica The Lancet.
Somatoparafrenia
“Cada mañana me despierto de repente y siento que hay algo extraño en mi cama. Es como si hubiera otra persona. Los doctores me dicen que estoy obsesionada con mi pierna paralizada, ¡pero esa pierna no es mía!”
Autoscopia
“Tenía 41 años. Hacía ocho días que había perdido la vista a raíz de un tumor en la hipófisis. De repente, vi una cara delante de mí. Tras un gran susto, me di cuenta de que era yo. Si cambiaba mi expresión, la cara cambiaba la suya. Era como si me estuviera mirando en un espejo. La cara tardó siete años en desaparecer”.
Heautoscopia
"Tengo migrañas desde los 19 años. Ahora estoy sentado en una camilla del hospital, mientras una enfermera me reajusta la vía. De repente, estoy convencido de que me quiere intoxicar. Me veo a mí mismo detrás de la enfermera, diez años más joven. Pero no como en un espejo, sino como si fuera otra persona. Mi otro yo emprende una lucha con la enfermera”.
Sensación de presencia
“Estoy escalando en alta montaña sin oxígeno. Tengo la sensación de que alguien me acompaña. Me parece incluso que estamos atados de la misma cuerda. Finalmente, llegamos a la cima. Me doy la vuelta para ofrecerle a mi compañero una galleta y grito de miedo cuando veo que no hay nadie”.
Pérdida de identidad
“Dicen que me llamo G. Dedlow, ¿pero, soy o no soy G. Dedlow? Dicen que era soldado y que me amputaron brazos y piernas. Recuerdo que hace tiempo tenía claro quien era, ¿pero ahora quién soy?”
Mano anárquica
“Tengo una mano que no me obedece. Empezó subiendo y bajando la cremallera del bolsillo. Más de una vez se apropió del dinero que acababa de pagar. La situación se volvió intolerable cuando intentó masturbarme públicamente. Ahora me pellizca y golpea cuando menos lo espero”.
Síndrome de Capgras
“Dicen que tengo una psicosis, pero yo sé que ese hombre no es mi marido: le han sustituido por otro. Él se ha ido o ha muerto. Yo, por seguridad, me encierro en mi habitación por la noche. Le pediré a mi hijo su pistola”.
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